Llega la noche mágica por excelencia. Esa noche tan especial en la que sus majestades, los tres Reyes Magos, van a viajar por muchos lugares, y van a dejar regalos a niños y mayores.
¡Qué nervios y qué ilusión!
Todos los cinco de enero he disfrutado de la cabalgata de los Reyes Magos. Ahora, si cabe, lo hago más emocionada, al ver el brillo en los ojos de mi pequeño cuando les ve pasar.
Disfruto de esa inocencia y nerviosismo que desprenden los rostros de mis queridos dragoncitos. Y es que esa noche hasta cuesta conciliar el sueño. ¡No es para menos!, los regalos, tan ansiados, están a punto de llegar a nuestros hogares. Una noche más, tendremos que preparar la leche y algunas galletas, para que cojan fuerzas, y por supuesto, nos iremos pronto a la cama para no molestar y entorpecer a sus majestades. Solo faltaría que tuvieran que pararse en cada casa a hacerse fotos, firmar autógrafos… Sería imposible que les diera tiempo a repartir todos los regalos.
Disfrutar de esa magia tan especial con los peques de la casa. No os perdáis ni una sola de sus miradas o conversaciones sobre sus majestades. La vida está llena de pequeños detalles que quedarán guardados para siempre en nuestro interior. Y todos tenemos el recuerdo de nuestras primeras Noches de Reyes. Gracias a esta Noche tengo un montón de recuerdos de mi infancia llenos de ilusión. Y si me preguntáis si sigo disfrutando de esta Noche, os diré que sí. Sigo acostándome con la misma ilusión que cuando era pequeña. Y es que ¡la vida es pura magia!
Feliz Noche de Reyes.